martes, 25 de octubre de 2011

LOS MOTIVOS DEL LOBO

Sin lugar a dudas que “Los Motivos del Lobo” pertenece a la etapa de madurez de Rubén Darío, dado que se publicara en 1913, cuatro años antes de su muerte. Rubén Darío fue un bardo cosmopolita que supo amalgamar influencias propias y extrañas a tal grado que resulta vano tratar de establecer de donde proviene tal o cual idea. En toda su obra poética nunca deja de ser Rubén Darío.


Respecto al poema ya mencionado, es evidente que el nicaragüense se basó en uno de los milagros atribuidos a San Francisco de Asís. Se cuenta que una vez en la aldea de Gubbia (actualmente, territorio italiano) cuando transcurría el año de 1218, halló que un temible lobo tenía llenos de espanto a los humildes pastores de la comarca. El Hermano Francisco fue a platicar con la bestia y le dijo así: “Tú vas a tener desde hoy qué comer.Dejarás en paz rebaños y gente en este país”. Destruiste y mataste criaturas de Nuestro Señor sin su permiso. Merecerías por ello ser ahorcado como a un criminal. Todos los hombres claman contra ti, los perros te persiguen y los habitantes de las ciudad son tus enemigos; pero yo quiero hacer las paces entre tú y ellos. Si renuncias a tus perversos apetitos, en vez de cazarte con perros, los hombres de Gubbia te darán de comer. Pero tienes que prometer que no volverás a ofenderlos”. A partir de entonces, el lobo se convirtió en el compañero de juegos de los niños de Gubbio, y nunca más causó perjuicios a nadie. Esto es lo que nos dice la leyenda, pero el modernista fue mas allá de los hechos marcados por la tradición y otorgó al lobo cualidades cuasi humanas. Bajo la pluma de Darío la bestia llega a ocupar el papel protagonista dentro de un guión extraordinario. Un análisis de la estructura del poema arroja suficiente luz sobre las intenciones del bardo. Es indudable que éste se propuso modelar el pasaje ya descrito hasta dar origen a una composición verdaderamente portentosa, en la cual pueden distinguirse diversas escenas. Analizaremos cada una de ellas.


PRIMERA ENTREVISTA ENTRE SAN FRANCISCO Y EL LOBO


La introducción nos da la tónica de la obra que sigue un esquema comparable al de una sonata, en la música. Desde los primeros versos se muestra la originalidad del bardo nicaragüense quien tuvo el acierto de crear un poema monumental basándose en un pasaje histórico relativamente sencillo. La composición consta de 160 versos rimados perfectamente en diferentes combinaciones métricas. No obstante estar escrito en modo narrativo, posee una musicalidad y un vigor poco comunes. Las partes más emotivas corresponden a la actuación de los personajes.
Al comenzar a leer el texto, el tiempo retrocede más de setecientos años. En el espacio aparece una aldea italiana caracterizada por un ambiente pastoril y envuelta en una tragedia. El pueblo de Gubbia está amenazado por un despiadado lobo y como nadie es capaz de vencerlo por medio de las armas, pretenden llegar a un acuerdo para establecer una paz duradera. El hombre designado para cumplir esta misión es Francisco de Asís, quien va a la montaña para platicar con la bestia. Desde el comienzo de la entrevista el cánido deja de ser el mítico lobo de Gubbio para transformarse en el lobo glorioso de Rubén Darío. Después de que el animal recibe a San Francisco de un modo agresivo, sorprendentemente se torna humilde y comprensivo. Es ya una bestia con actitudes de ser humano.


El Hermano Francisco lo acusa de sembrar la muerte, el dolor y el espanto entre las criaturas del Señor. El lobo es comparado con un criminal inspirado por fuerzas diabólicas. Pero también tiene razones muy poderosas para comportarse de esa manera. Responde a cada una de las acusaciones e inesperadamente asume la función de un fiscal y reprueba lo que considera inmoral en los actos humanos. El animal arguye la inclemencia del invierno y la escasez de alimentos en el bosque. El azote del hambre lo impulsa a devorar a cuanto animal se encuentre a su paso. La víctima puede ser el hombre mismo. Sólo respeta una norma: nunca ha derramado sangre si no es para satisfacer su apetito. En cambio, ha observado que los cazadores hieren y torturan animales del bosque por el único placer de cazar. San Francisco apoya el argumento del lobo haciendo una clara alusión al pecado original del hombre y a la ausencia de pecado en el interior de las bestias.

EL PACTO

Resulta interesante estimar el papel del Santo de Asís. Por un lado, actúa como emisario de los pastores, y en el otro extremo, difunde su doctrina cristiana al predicar la hermandad entre los seres y las cosas. A veces fustiga enérgicamente al lobo en favor de los intereses del hombre, pero también acepta las razones de aquél. Situado en medio del conflicto, considera pertinente establecer un pacto de fraternidad, conforme a su prédica. Asumiendo una posición neutral, soluciona con aparente facilidad una situación delicada: ofrece comida al lobo a cambio de paz. Es los más justo para ambos bandos. La bestia acepta tal condición sin oposición. De este modo surge un pacto de no agresión.

La promesa en favor de la paz queda sellada legalmente cuando la mano de San Francisco estrecha una de las patas delanteras del cánido. Después del saludo ambos personajes caminan juntos con destino a Gubbia. Desde el momento en que hicieron las paces, el lobo se transformó en un animal manso y bueno. Al caminar mantuvo su postura cuadrúpeda. Acompañó al Santo de Asís adoptando una actitud sumisa, casi servil. Sin muchos contratiempos llegaron a la aldea causando el asombro general entre los pobladores: ¡San Francisco ha domesticado a la ominosa fiera! ¡Qué acto tan grandioso! ¡Gracias a Dios, podremos vivir en paz! La gente presenció el desfile de los protagonistas experimentando una mezcla de alegría e incredulidad. La noticia se difundió ampliamente en toda la comarca. Los días de alarma y espanto habían llegado a su fin. Se vislumbraba una nueva era de tranquilidad y progreso. El odiado enemigo había aceptado vivir en el seno de la sociedad.

El Santo Varón pronunció un discurso en la plaza principal de Gubbia, sede simbólica de la civilización. Presentó al lobo como un amigo de los hombres. Además dio a conocer las reglas del pacto: las paz estaría garantizada mientras la bestia recibiera el sustento. Visto desde las perspectiva humana, no resultaba costoso el alimentar a una bestia. Por lo tanto, el precio de la paz era sumamente bajo. Había comida abundante en cada uno de los hogares. Con respecto al techo, el animal se iría a residir al convento construido por Francisco.


Al finalizar el discurso, los aldeanos prometieron cumplir con las disposiciones del convenio. Inclusive acogieron al feroz animal en medio de manifestaciones de júbilo. La bestia se mostró complacida por el trato inicial. Todo parecía indicar que la convivencia tendría éxito. Al instante de su ingreso en el convento el lobo comenzó su conversión a la doctrina y moral franciscanas.

LA ESTANCIA

En una docena de versos Rubén Darío describe las actividades de la bestia dentro de la sociedad. En el interior del convento, el lobo se propuso hacerle compañía al Santo Varón. Vivían con absoluta austeridad. Las oraciones eran cotidianas y con frecuencia entonaban salmos. La otrora abominable fiera, se conmovía con la dulzura de los cánticos religiosos. El claustro lo convirtió en un humilde creyente. Aunque no toda su vida se limitaba al convento. A menudo salía a pasear por las callejuelas o por los alrededores de Gubbia. Cuando tenía hambre tocaba la puerta de alguna casa para solicitar comida. Después de todo, gozaba de ese privilegio.
Hasta aquí, es conveniente analizar la actitud de los aldeanos. No obstante la existencia de una alianza que garantizaba la tranquilidad, en lo profundo de sus almas anidaba el recelo. No era fácil confiar en la palabra de una bestia; aquella misma que en diversas ocasiones les había infringido dolor, muerte y espanto, y que ahora se comportaba como un animalito manso y juguetón. El corazón humano aún destilaba odio y sigilosamente aguardaba el momento de la venganza.

LA AUSENCIA DE SAN FRANCICO DE ASÍS

En la narración no existe explicacion del motivo por el que San Francisco se ausentó de la aldea. No se menciona cuanto tiempo estuvo fuera. Quizá fueron algunos meses. Tal circunstancia propició un cambio radical del panorama. Sin la presencia de un guía espiritual los hombres dieron rienda suelta a sus impulsos. Fácilmente quebrantaron las normas de convivencia y olvidaron los principios cristianos. Cayeron en las garras del vicio y del pecado como cuando Moisés ascendió a la cumbre del Sinaí. Lo más grave fue que pusieron en peligro el pacto con la bestia, quien fue objeto de burlas y humillaciones y que, debido al incumplimiento de las obligaciones contraídas, no tardaría en volver a atacar con el ímpetu de un huracán.


Todo lo que el autor omite deliberadamente en este pasaje será explicado por el lobo en su célebre discurso. Sólo queda bien clara la huida de la bestia hacia las montañas, con el consecuente retorno a la época del terror. En su estado nativo, el mítico animal volvió a asolar la región con furia inaudita, sembrando el horror y la muerte por doquier. Sus aullidos hicieron estremecer de espanto a los campesinos y pastores. Los rebaños fueron diezmados por sus garras afiladas. Nadie pudo dormir sin experimentar cierto temor. El lobo se propuso entablar una batalla sin tregua contra los hombres para castigarlos sin misericordia por sus faltas cometidas.


SEGUNDA ENTREVISTA CON EL LOBO


Cuando la crisis había alcanzado su punto más crítico, San Francisco regresó a la aldea. Los gubbianos lo recibieron como si se tratara de un Mesías, pero no para aclamar su llegada sino para quejarse amargamente de la situación trágica por la que atravesaban. En el lobo despertó la fiera mala. Los hombres en su ceguera no parecían percatarse de que ellos mismos eran los únicos responsables de sus propias desdichas. Habían ofendido al noble animal hasta el cansancio y todavía se preguntaban porqué éste los atacaba impunemente. En la premura por solucionar el conflicto, los pastores aportaron pruebas de la maldad del lobo, quien los tenía arruinados materialmente y no les permitía dormir tranquilos. Ni las armas bastaban para acabar con la bestia demoniaca, que se complacía en destruirles. Ante el fracaso de sus tentativas, los aldeanos depositaron su confianza en San Francisco, quien era la única persona en la tierra capaz de convencer al lobo por segunda ocasión. No importaban las condiciones del convenio. Era urgente recuperar la paz a cualquier precio. En ese momento estaba por demás el dar explicaciones sobre la conducta propia.


Sin mucha demora, el Santo Varón se encaminó hacia la montaña para platicar con la bestia. Se sentía profundamente disgustado por la actitud del animal, a quien juzgaba culpable de la mala situación. Aun estaba lejos de imaginar la verdad. Cuando se aproximaba a la madriguera del cánido no lo hacía con la misma confianza de la primera vez. Incluso temía ser atacado. Pero era necesario pactar nuevamente de acuerdo a la misión que se le había encomendado. Esta vez, el Varón no empleó el tono amable del primer diálogo. Las circunstancias habían variado. Por lo que, en el nombre del Señor, reprochó con extrema dureza al lobo por su comportamiento. Asimismo, demandó una respuesta concreta por el supuesto incumplimiento del pacto: “¿Por qué has vuelto al mal? ¡Contesta! Te escucho.”
La narración nos dice que la bestia se encontraba realmente furibunda al grado de que estuvo a punto de atacar al visitante, incluso le advirtió que no se le acercara. Echaba espuma por las fauces y en los ojos brillaba un odio criminal. Aún así, la bestia respondió a lo que solicitaba el Santo de Asís mediante el célebre discurso donde expone sus motivos. El contenido del discurso se resume en 31 versos de gran calidad literaria. Sin duda nos estamos refiriendo a uno de los trozos más emotivos que se hayan escrito jamás en la poesía hispanoamericana. Es la parte medular del poema y funciona como una coda brillante y enérgica. La voz grave y estentórea del lobo parece retumbar en cada uno de los versos.


DISCURSO DEL LOBO


Aquí se desentrañan muchos misterios acerca de lo que sucedió durante la ausencia de San Francisco. El lobo no podía mentir en sus aseveraciones pues se encontraba frente a una autoridad moral. En su estancia dentro del convento y en el seno de la civilización pudo advertir que la maldad era el sesgo característico de una sociedad decadente. Al principio se mostró complacido por el trato que recibía y por los derechos de que gozaba. Nunca le fue negado el techo ni la comida. A cambio de esto, la paz estuvo garantizada. Pero pronto la bestia pudo detectar que tras la aparente máscara de cortesía del hombre se encontraba la verdadera naturaleza humana. El pecado había corrompido las costumbres de los aldeanos.
Sin prejuicios, el lobo enumera los siete pecados capitales del hombre: envidia, saña, ira, odio, lujuria, infamia y mentira y los echa en cara de una humanidad perdida. También menciona a uno de los jinetes del Apocalipsis. Tal vez el más temible de todas las épocas: la guerra. En su tiempo, este pasaje profetizó el advenimiento del jinete sangriento (recordemos que “Los Motivos del Lobo” fue publicado en 1913, un año antes del inicio de la Primera Guerra Mundial). Más delante hay una clara alusión a la violencia entre cónyuges e hijos. En suma, nada escapó al escrutinio del suspicaz animal.


En los siguientes versos, Francisco se entera de la verdadera causa de la huida de la bestia y su retorno al mal. En realidad, cuando el Santo de Asís estuvo ausente, los hombres no tuvieron reparo en maltratar al pacífico animal, quien para entonces ya vivía con apego a la doctrina franciscana. La mayor ofensa para un soberbio es la humildad. Y ese fue el caso del lobo. Los aldeanos, ya corrompidos por el pecado, no soportaron ver a una criatura humilde la misma que antes les causara horror y espanto. Nada era tan exasperante como mirar que un lobo se comportara cual manso corderillo. No tuvieron la precaución de respetar a un animal, fiero por naturaleza. Las burlas y humillaciones de que fue objeto la bestia provocaron un retorno al estado nativo. El lobo, desnaturalizado por la civilización, recuperó su ferocidad y al regresar a su hábitat la lucha por la vida lo hizo ser todavía más agresivo, especialmente contra sus ofensores. Aún cuando el animal pareciera estar lleno de perversión, su maldad era casi insignificante comparada con la maldad humana.


Cuando el animal es expulsado de la aldea y retorna a las montañas, la necesidad de ganarse el sustento le impele a romper el pacto. Nada hay de raro en su actitud. Todo tiende a ser como al principio. El lobo debe matar si es que no quiere morir de inanición y lo que menos importa es la víctima. Otros animales del bosque también luchan por preservar su especie. En resumidas cuentas, el feroz cánido vuelve a respirar el aire de la libertad y prefiere quedarse a vivir en el bosque y en la montaña. No hay nada comparable a la tierra natal, por inhóspita que ésta sea. Desde luego, la renuencia de la bestia a regresar a la civilización se debe a la aversión que siente por la maldad del hombre. Tampoco acepta la propuesta del Santo de Asís para seguirle como discípulo suyo. Según la mítica bestia, ya no hay de que hablar. Y pide al hermano Francisco que se retire para siempre.

domingo, 24 de octubre de 2010

EL EDUCADOR CRISTIANO

EL EDUCADOR CRISTIANO
1.- INTRODUCCIÓN.
¿Quién dice la gente que eres tú, Maestro, Maestra? Quizás-o sin quizás- las respuestas fueran de este tenor: "Un Don Nadie, una Doña Nadie". La sociedad no tiene en consideración al Maestro. Es posible que de boquita para afuera, sí. La buena educación y la diplomacia exigen formas "correctas". Pero en el fuero interno: "No, ¿tú, Maestro? Ni hablar".
Recojamos algunas posibles respuestas, recogidas por ahí "¿El Maestro, la Maestra? Un Don Ignorante, una doña Ignorante"- Su inteligencia no daba para más. Se quedaron a medio camino. Máxime si se dedican a los más pequeños. Todavía se salvan los "profesores de la Universidad". Ya es otro rango. ¡Dicen!
Finalmente, un tercer grupo comentaría: "Un Don Culpable, una doña Culpable". Hay que buscar un chivo expiatorio que cargue con los pecados del pueblo. ¿Quiénes son los culpables de que tantas cosas no funcionen en la Sociedad? Lo sabemos: Los Maestros, Las Maestras. "¿No sé qué es lo que les enseñan en el Colegio?", comenta indignado más de un papá o mamá.
Pero más importante sería hacemos la pregunta a nosotros mismos: ¿Quién dices que eres Tú, Maestro, Maestra?
Es grave no saber qué responder. Es grave dar una respuesta incompleta, coja. Es grave ignorar la propia identidad. Es grave desconocer quién soy y para quién soy. Muchos educadores y educadoras viven esa ruptura profunda entre lo que sienten y lo que hacen, entre lo que quisieran ser y lo que son. Es urgente, Maestros, Maestras, recuperar nuestra hermosa identidad.
Vivenciamos nuestra identidad de educadores a diferentes niveles:
· Los que se sitúan en un plano biológico-laboral.
Da lugar al "trabajador de la enseñanza". Corresponde al que trabaja para vivir. Les motiva la supervivencia y el bienestar personal y de los suyos. Sin duda, es de justicia una reconocida dignidad y un sueldo apropiado.





· Los que se sitúan en un plano psicológico-social
Da lugar al "profesional de la enseñanza". Corresponde a la necesidad de un reconocimiento social. Se caracteriza por su saber, su competencia ... Les motiva el ser valorados, respetados, el alcanzar en cierto sentido unas cotas de poder.

· Los que se sitúan en el núcleo mismo de la identidad, en el plano proyectivo o generador de la persona

Da lugar al "educador vocacionado". Se siente realizado siendo educador. Le motiva su actitud de servicio y creatividad, para dar respuesta adecuada a las necesidades de los destinatarios de su labor.
No son niveles opuestos, sino complementarios. La persona necesita tener en cuenta los tres. Desde ahí, el ser educador, no es un añadido, un entretenimiento, una ocupación, un trabajo, una profesión .. es una vocación que nuclea, influye y polariza nuestra vida personal, familiar y social.
La identidad no es una abstracción, "es una experiencia vital, resultante del encuentro armónico y fecundo de dos polaridades que se complementan y constituyen la unicidad en el fondo de la conciencia de cada persona. Un polo lo constituye la clara conciencia de lo que queremos ser, aquello a lo que nos sentimos llamados o enviados: la misión. El otro lo constituye el impulso interior con que intentamos dinamizar lo que hacemos, el esfuerzo por "darle alma" a nuestras relaciones con Dios, con el mundo, con los demás: el principio de animación de lo que vivimos y hacemos ... "

Para ayudamos a contestar a esa pregunta: ¿Quién eres tú, Maestr@? y "recuperar o descubrir nuestra propia identidad" voy a echar mano de San Juan Bautista de la Salle, "preclaro en el arte de educar"', según afirmación del Papa Pío XII en el Documento Pontificio "Quod Ait", y donde se le declara "Patrono Universal de los Educadores".
Por qué merece el Señor de La Salle tal título? Sencillamente porque ofreció a los educadores cristianos la primera sintesis teológica y de vida espiritual del ministerio educativo cristiano. ¡Qué mejor, pues, que compartir su riquísima doctrrina'



Me voy a servir de "Las Meditaciones para el Tiempo de Retiro", un conjunto de 16 meditaciones que escribió, y que son la fundamentación teológica y ecIesiológica del ministerio de los educadores cristianos Estas meditaciones fueron compuestas "para uso de las personas que se dedican a la educación de la juventud- Para todos nosotros. Sintetizan todas ellas lo que debe ser el ministerio del educador cristiano. Constituyen una verdadera teología del Ministerio cristiano, basada en la Sagrada Escritura, concretamente en San Pablo. No dudo que nos ayudará a vivir con la cabeza bien alta: somos instrumentos eficaces escogidos por Dios para hacer realidad a través de nuestra cotidianidad docente, transformada ahora en un auténtico ministerio apostólico y eclesial.
2. SENTIDO RELIGIOSO DEL MINISTERIO EDUCATIVO
A- La Identidad, ¿Quién Tú Eres, Maestro?
1.- "Dios es tan bueno"
"Dios es tan bueno ... que quiere que todos los hombres se salven (que todos los niños y jóvenes sean felices) y lleguen al conocimiento de la verdad"
El Señor De La Salle parte de una doble contemplación. Por un lado, la contemplación del plan salvífico de Dios, descubierto en su Palabra. "Dios es tan bueno ... ", y con esta expresión se abre y se cierra la serie de Meditaciones para el Tiempo de Retiro. El amor de Dios se descubre en el origen y al término del compromiso de servicio a los jóvenes, a quienes se trata de proporcionar una educación humana y cristiana.
LA IDENTIDAD DEL EDUCADOR
No puede existir educación más que dentro de una visión, aunque sea vaga y confusa, -casi instintiva-, del sentido del mundo.
Si concebimos la educación como una introducción a la realidad humana y cósmica a la luz de una hipótesis explicativa de la realidad ofrecida por los educadores, los educadores somos portadores de una "hipótesis explicativa de la realidad".









¿ Quién es pues hoy día educador'?

· Quien está capacitado para ofrecer una hipótesis explicativa de la realidad, que es condición esencial para ser educador.

· Quien está comprometido con su vida. No con algunos momentos de su vida.. como la profesión, la misma familia o la política, sino quien está comprometido con toda su vida.

EL EDUCADOR CRISTIANO.
Cabe destacar la correlación que existe entre el amor de Dios y las necesidades de los niños y jóvenes, para concluir en la realidad de la misión: el llamado y el envío de Dios a los Educadores Cristianos para un ministerio en el que se va a manifestar concretamente el designio gratuito y amoroso de Dios. Dios hace realidad su plan salvífico al elegir educadores cristianos para responder a las necesidades de los jóvenes

Hemos sido elegidos, llamados, enviados a cumplir el proyecto de Dios la filiación y la fraternidad. "Llegar a ser una familia de hermanos y hermanas que viven en la presencia de Dios Padre Madre". La historia de la salvación continúa a través de la obra de los educadores cristianos dispuestos a escuchar la llamada de Dios que los hace sensibles a las necesidades de una niñez y juventud alejadas de la salvación. Dios actualiza la salvación por sus mediadores. La vocación y el ministerio del educador corresponden al proyecto salvífico de Dios.
Realizar ese proyecto es "procurar la gloria de Dios". "'La gloria de Dios -tomando la frase de San Irineo- es que los jóvenes vivan"
"Dios les ha encomendado tal ministerio",... "'considérense ministros de Dios y dispensadores de sus misterios", ..."deben honrar su ministerio.. pues Dios les ha constituido ministros suyos". "Dios les ha llamado a su ministerio con el fin de que procuren su gloria e infundan en los niños el espíritu de sabiduría y de luz, de modo que le conozcan a El y sean iluminad<)s los ojos de sus corazones". "¡Por cuán honrados de la Iglesia se deben considerar, ya que los destina a empleo tan santo y excelente, y los elige para transmitir a los niños el conocimiento de nuestra religión y el espíritu del cristianismo".




La escuela es "'el campo que Dios cultiva y el edificio que El construye, y son ustedes (Maestros, Maestras) los elegidos por El para ayudarle en su tarea".

La educación no es, por lo tanto, una ocupación más, una profesión, una manera -ya que no hay otra- de ganarse la vida ... la educación es un ministerio, un servicio a favor de toda la comunidad eclesial. Y el educador, un ministro de Dios y de la Iglesia.
Vivir "ministerialmente" es vivir, desde todos los ángulos de la vida, con una misión que cumplir, de cara a Dios y a la Iglesia. Y es vivir, por lo tanto, con una responsabilidad, como quien ha de dar cuentas a Dios y a la Iglesia, que nos han confiado esta misión.
Este ministerio exige la dedicación de un hombre entero, una mujer entera, de la mañana a la noche. Todo el educador, todo el tiempo.
3. LA REALIDAD.
"Introducción a la realidad": en esto consiste la educación. La palabra "realidad" es para la palabra "educación" como la meta para el camino. La meta es el significado del caminar humano: la meta no está sólo en el momento en que la empresa se completa y termina, sino también en cada paso del camino. Asimismo la realidad determina integral mente el movimiento educativo, paso a paso, y es su objetivo.

Ahora bien, la realidad no se afirma nunca verdaderamente si no se afirma la existencia de su significado. En el proceso educativo subyace un significado global de la realidad.
En ofrecer una hipótesis explicativa de la realidad consiste la humanidad del maestro; y adherirse a ella como luz en la aventura del propio camino es la primera inteligencia del discípulo.

¿QUE REALIDAD?
¿En qué realidad, resulta interesante la descripción que, de la situación actual, hace el Dr. Athula Ginice, de West Sidney, Australia.
"Gastamos más, pero tenemos menos; tenemos casas más grandes y familias más pequeñas; más grados académicos, pero menos sentido común; más conocimientos, pero menos juicio. Más expertos, pero más problemas. Más medicamentos, pero menos salud.
Nos enojamos demasiado rápido y reímos demasiado poco; vemos demasiada televisión y leemos demasiado poco.





Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores.
Hemos aprendido cómo enfrentar una vida y no a hacer una vida. Hemos agregado años a la vida. pero no vida a los años.
Hemos ido a la luna y regresado, pero se nos hace difícil cruzar la calle para conocer al vecino nuevo.
Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior. Hemos hecho cosas grandes, pero no cosas mejores. Hemos limpiado el aire, pero hemos contaminado el alma. Hemos desintegrado el átomo, pero no nuestros prejuicios. Hemos aprendido a apresuramos, pero no a esperar.
Tenemos ingresos más altos, pero una moral más baja, más conocidos, pero menos amigos.

Estos son los tiempos de la comida rápida y la digestión lenta: de muchas utilidades, pero pocas relaciones humanas.
Estos son los tiempos de la paz mundial, pero hay' violencia doméstica; estos son los tiempos de casas llamativas, pero hogares destruimos; son los tiempos de menos matrimonios, pero mas divorcios.


4.- LA ESCUELA CRISTIANA Y LA COMUNIDAD.
La escuela cristiana es la mediación a través de la cual el educador cristiano ejerce su misión y "cumple con su ministerio educativo". En la Escuela se vive la salvación de Dios en la Acción diaria de la comunidad ministerial, y de cada educador-ministro en concreto. Tampoco hablamos "de un pedazo de la escuela cristiana": la que se refiere a lo específicamente religioso. Nos estamos refiriendo al hecho escolar, al acto educativo en todas sus dimensiones. "Hay que conjugar el esfuerzo cultural con el anuncio de la Palabra de Dios". Todo él es ministerial si se cumplen determinadas condiciones. Porque lo que se hace en la escuela cristiana no constituye por sí mismo un acto ministerial: muchas otras escuelas hacen lo mismo, y aún mejor, y sin embargo no se puede hablar de Ministerio. Y también se da la situación contraria: muchas escuelas cristianas, lamentablemente, no cumplen con los requisitos que harían de ellas una mediación sacramental y ministerial.





La Escuela "debe ser signo del Reino y medio de salvación". Y lo es en la medida en que se hace presente en ella una Comunidad Cristiana; en la medida en que expresa con claridad los signos del misterio de la encarnación de Jesús en su propia estructura: carácter popular, actitud de servicio, de diálogo y fraternidad; en la medida en que se muestran los signos de la transcendencia original del Reino de Dios: la pobreza y la acogida universal; en la medida del cultivo expreso del fenómeno religioso, de la dimensión religiosa (actitudes básicas, anuncio explícito de Jesucristo.)
En resumen: Somos ministros de Dios y de la Iglesia ... que lleva a cabo su ministerio -hacer presente el proyecto de salvación de Dios para los niños y jóvenes- en Comunidad, -'"juntos y por asociación"- a través de la Escuela (Signo del Reino).
B- La misión. Para quién tú eres, maestro?
La misión del Maestro es la Misión del Buen Pastor. (San Juan Bautista de la Salle) .
En esta meditación -Jesús, el Buen Pastor- se trata de la aplicación concreta, en la cotidianidad, de la base teológica del ministerio educativo cristiano: revelar al educando el amor de Dios.
l. - El Buen Pastor cuida de sus ovejas con esmero y conoce a cada una.
El educador, igualmente, conoce personalmente a cada alumno y discierne la forma de tratarlo.
ü Preocuparse y tomar los medios necesarios para conocerlos personalmente de manera realista y profunda. Conocer significa entrar en el universo de quien se conoce. y convertirse. en cierto modo. en parte de ella y de su vida. Al conocerlo así, el educando entra en el universo del educador, y ­recíprocamente; éste se da cuenta en seguida de las peculiaridades de cada ser conocido por el, y reconoce que cada uno es original, no copia de nadie. Se refleja así lo que se entiende por acto educativo: la relación llena de amor y respeto entre dos personas. En fin, el conocimiento personalizado no puede convertirse en rutina psicológica; más bien debe tener como objetivo comprender al otro, conocer sus capacidades, aspiraciones, proyectos y dificultades, para, con respeto, poderle ayudar.
ü Eso se consigue demostrando interés afectuoso y obrando con paciencia. Vivir con los jóvenes. compartir su vivencia escolar y extraescolar, captar sus intereses, sus valores, sus ambiciones y sus riquezas, promoviendo en ellos todo lo que es positivo.



ü Por eso la Escuela se preocupa por encarnarse en el ambiente de manera lúcida. Realista y eficaz. Encarnarse en la escuela, en el ambiente y en las personas que trabajan en dicho ambiente.
Consecuencia: Pedir a Dios insistentemente el don del discernimiento

2.- Las ovejas han de conocer a sus pastor para poder seguirle

El educador necesita virtud no común, especial ternura: le afecta cuanto interese o perjudique a sus alumnos.

La dedicación a los jóvenes es esencialmente una obra de amor.
"Amarán tiernamente a sus alumnos", este principio, que revolucionó en sus entrañas la educación cristiana a partir de las experiencias de las escuela del Sr. De la Salle, no tenía como base una simple razón
pedagógica o relacional. No se trata de un recurso didáctico o psicológico para obtener la benevolencia del alumno. No se trata de un amor sentimental o emocional. Su fundamento es teológico: la ternura del educador debía ser el reflejo de la ternura de Dios para con el niño pobre. Era un gesto sacramental.
Este solo argumento bastaría para justificar el ministerio educativo, llenar de sentido la vida de un auténtico educador cristiano, y enamorarlo perdidamente de su vocación.
Sin ternura no hay posibilidad de Ministerio educativo. Por eso insiste: "Ámenlos con ternura". "Deben abrigar para con ellos particularísimos sentimientos de ternura ... Hagan patente por los cuidados que les prodigan, que los aman de veras."
El manifestar un interés tan marcado por los jóvenes y su crecimiento moral que el educador sienta el compromiso hacia ellos, se sienta involucrado, responsable de su crecimiento, se muestra creativo, con el fin de garantizarles la mejor educación posible. Para conseguir lo anterior los educadores deben esforzarse por:
ü Establecer relaciones cordiales y afectuosas con los alumnos
ü Ganar o conmover su corazón, "toucher le coeur" -repetida expresión del Sr. De La Salle- es decir, "sacudir" el corazón por un impacto espiritual: un testimonio de vida, una mirada, una palabra, un consejo, algo o alguien que saca al alumno de su inmovilidad interior. El educador manifiesta una ternura que permite el encuentro y el trabajo en la confianza mutua y la sinceridad de las persona.



ü No buscar satisfacción personal en el fondo de esos sentimientos recíprocos, puesto que se trata ante todo del desinterés del educador, algo gratuito, interior e indispensable
Este amor por los alumnos no significa ni mucho menos falta de firmeza y exigencia frente a ellos. Es más bien un amor exigente. La debilidad y la permisividad no educan, porque impiden que la personalidad del joven pueda establecerse a partir de puntos de referencia claros. De ahí que el Sr. De la Salle acuñe la expresión "firmeza de padre y dulzura de madre".
Consecuencia: El educador es un modelo de conducta para sus alumnos.
3. - Las ovejas escuchan la voz de su Pastor.
El educador instruye a sus alumnos de forma acomodada a su capacidad.
Otro rasgo más al perfil de ese buen pastor es que se ocupa de alimentar a sus ovejas, para que no les falte nada. El Maestro debe enseñar, y debe hacerla adaptándose a la capacidad de sus oyentes, porque ninguna oveja debe padecer hambre estando cerca de su pastor. Ese alimento es diario: la cotidianidad docente y educativa
Consecuencia: El educador debe capacitarse para facilitar el proceso de desarrollo potencial de sus alumnos.
La actitud fundamental: El educador vive un proceso de des-centramiento de sí y de "conversión hacia" el alumno. Es el celo: Como el Buen pastor.
C- La Espiritualidad del Educador
San Juan Bautista de La Salle centró la vida espiritual de la comunidad educativa en la Fe y el celo ardiente para trabajar en el mundo de la educación La fe y el celo animan la existencia del educador, de su ser y su que hacer.
1.- FE:
El Espíritu de Fe debe mover a los educadores:
· A no mirar nada si no es con los ojos de la fe
· A no hacer nada si no es con la mirada puesta en Dios.
· Y a atribuirlo todo a Dios



Desde esta visión de fe, todo se transforma para el educador: percibe su ser y su quehacer como un Ministerio, y percibe también la "inmensa dignidad" de los educandos que tiene delante, y que esperan de él la Palabra de la Vida.
Dos medios muy precisos - van estrechamente unidos- para adquirir este espíritu de Fe.
· Vivir de la Palabra de Dios y nutrirse continuamente de ella.
· La Oración.

La oración del educador cristiano tiene como coordenadas la Realidad y la Palabra de Dios. Se trata de leer la realidad a la luz de la Palabra. En este sentido Karl Barth decía que los dos principales libros de oración del hombre del hombre de hoy deben ser la Biblia y el periódico, y en América Latina se ha hecho popular el decir que debemos orar con un oído en el Evangelio y el otro en el Pueblo

San Juan Bautista de la Salle, a propósito de la función del educador como Ángel Custodio y de los "ángeles que subían y bajaban" por la escala que vio Jacob en sueños escribe: "'Los ángeles de Dios subían para darle a conocer las necesidades de los que El puso a su cuidado, y para recibir las órdenes divinas. Luego bajaban a revelar a sus protegidos la voluntad de Dios en relación con su salvación.
Del mismo modo deben obrar ustedes con los niños. Es deber subir todos los días hasta Dios por la oración, para aprender de El lo que deben enseñar a sus discípulos, y descender, luego, a ellos para acomodarse a su capacidad"
Esta imagen que utiliza, revela la unidad viviente que debe haber en lo más profundo del ser educador: subir-bajar (Gén. 28, 12) No se debe interpretar mal esta imagen, creando dualidad en el quehacer ministerial: son dos experiencias complementarias, que se encuentran en la unicidad del ser del ministro. No hay vida espiritual por un lado, y misión por otro. Se trata de una sola opción expresada en dos momentos. Es una comunión, cuya dinámica va tanto hacia Dios como hacia el niño. El secreto de Dios, que el educador conoce en la oración pasa -a través de su ministerio- al corazón del niño que tiene delante.
La comunión del educador cristiano con Dios no está en un espacio distinto ni aparte de la comunión con el alumno, es un único impulso expresado en dos polos: un único movimiento pendular: "subir a Dios para llevarle sus preocupaciones sobre sus alumnos" y "bajar, para hacerla s participes de lo que Dios le haya comunicado"



2.- CELO
El espíritu de Fe se hace patente en los educadores por el celo ardiente hacia aquellos que les han sido confiados.
El celo ardiente del educador es, pues, la expresión de su espíritu de fe, y tiene como objeto la gloria de Dios, mediante la salvación de los niños y jóvenes que Dios les ha confiado.
Los educadores, llenos de pasión por la gloria de Dios y el bien de los jóvenes, se revestirán de audacia e imaginación para desempeñar su misión de "embajadores de Jesucristo" ante ellos. mediante el esfuerzo por conjugar el progreso cultural con el anuncio de la Palabra de Dios, mediante la formación humana de calidad y la proclamación explicita de Jesucristo.
3.- FRATERNIDAD
Al reconocimiento de un proyecto de Dios a favor de los niños y jóvenes más necesitados (experiencia de fe) y a la opción ministerial el servicio educativo de esos niños y jóvenes (experiencia de celo). se une la decisión de realizarlo comunitariamente (experiencia de fraternidad)
Dicho de otro modo:
1. La finalidad ultima de la Escuela católica es la búsqueda de la Gloria de Dios. ligada al ministerio educativo de los jóvenes
2. La opción comunitaria es la mediación indispensable para lograr esa finalidad.
Esa comunidad educativa no es simplemente una interesante iniciativa sociológica; es ante todo un signo teológico y eclesial evangelizador por su propia carga sacramental; su finalidad es revelar a los educando s el inmenso amor de Dios, tanto por el amor que se tienen los Educadores entre ellos, como por el amor que comunican.
¿Qué significa la vida en comunidad de los Educadores?
1.Su espacio de salvación: por su entrega a la gloria de Dios y el bien de los jóvenes, el Educador realiza plenamente su vocación bautismal y ministerial, y queda orientado hacia la realización del plan salvífico de Dios sobre su persona, en el mismo acto de ayudar a salvarse a sus alumnos.
2.La fuente de la fuerza interior que necesita el educador cristiano para cumplir con fidelidad y estabilidad las grandes exigencias de su labor educativa, y poder crecer íntegramente.



3.Ser un signo visible del amor de Dios para el mundo, para la Iglesia y muy especialmente para sus alumnos.
4. Tener un lugar de mejoramiento permanente de su profesión educativa.
Que el descubrimiento de nuestra identidad y misión de educadores en Comunidad, nos lleve a vivir con satisfacción nuestro quehacer diario y nos atrevamos a llamar "Dios" ala raíz de esa satisfacción .. ¡Es así que todo cobra sentido!

Felix Ursulo Soriano

RECOMPONER EL FUTURO

Nuestras acciones presentes deben tener implicaciones futuras. Si lo que hacemos en el presente no tiene promesa o esperanza de mejora nuestro porvenir, estamos invirtiendo nuestro tiempo y fortaleza de manera infruectuosa.

Desde que nuestros ojos se abren, al inicio de cada nuevo amanecer, empremdesmos una carrera, que parece nunda llegaremos a su fin. Corremos de manera agotadora, le restamos calidad a los momentos y personas mas importantes de nuestra existencia, vamos corriendo, sin dedicar el tiempo ni la atencion debidas, vivimos la vida a pedazos. Nuestras acciones no garantizan que podamos tener un a vida futura de calidad.

Felix Ursulo Soriano.

martes, 10 de marzo de 2009

MIRAR SIEMPRE HACIA DELANTE

No te quedes pensando en lo que has hecho, sino lo mucho que te queda por hacer. Los hay que simplemente se dedican a regodearse en lo que han hecho. Contabilizan minuciosamente sus éxitos y ahí se quedan, tan satisfechos. No les imites, es la suya una actitud autocomplaciente y cómoda que siempre resulta estéril. Tú procura mirar siempre hacia adelante y pensar en lo mucho que te queda por hacer. Esta es la actitud que importa de verdad. Una actitud humilde, decidida y autocrítica que no se conforma con lo conseguido sino que siempre quiere avanzar un poco más.El ser humano es un proyecto inacabado, un proyecto que siempre puede ser perfeccionado, y en el que hay que invertir. No mires hacia atrás, sino hacia adelante, para continuar sin descanso la tarea de tu propia realización personal. Una realización que sólo será plena en la medida que te entregues generosamente a los demás. Y en cuestión de entrega y autodonación a los otros lo hecho no es casi nada en comparación de lo mucho que queda por hacer.No te quedes paralizado, contemplando las obras de tu pasado, sino movilízate continuamente pensando en la inmensa tarea que todavía puedes llevar a cabo.

PERFIL DE MADRE ELISEA OLIVER MOLINA

La personalidad de la M. Elisea englobó numerosos y variados rasgos que confluyen armónicamente, de forma que, en su conjunto, hicieron de ella una mujer con particular atractivo por su encanto físico, bondad en el trato y dones de la naturaleza y de la gracia. Aquí, lo humano y lo sobrenatural se integraron formando un todo, sin fisuras ni dicotomías. Su rostro era realmente el espejo de la propia alma sencilla y transparente.
Uno de sus paisanos la recordará de jovencita, así: "era muy guapa y muy blanca"; Rosa Bañón, que la conoció desde los primeros años de su estancia en Caudete, da una visión más completa, ya que a su agraciado físico, se unía un porte educado y respetuoso: "Yo conocí a M. Elisea cuando aún no era monja carmelita, siendo un grupo de mujeres piadosas reunidas, pero sin estar aún aprobadas por el Sr. Obispo... Era alta, la cara alargada, muy guapa, ojos grandes, blanca de cutis (digo morena clara), y cabello, como llevaba toca no se le veía. Nariz afilada. Era muy educada, cariñosa respetable; parecía una señora elegante, pero monja por su trato. Sí, su porte era de señora".
Otros testigos hablan de que era "¡guapa como un sol!", y muy buena moza, alta, más bien delgada, la recuerda una joven postulante al entrar en la Congregación hacia el año 1917. Pero a su belleza física se unía el recato y la modestia: "Ponía los ojos en el suelo y ya no los levantaba", dirá uno sus vecinos benidolechenses. Su presencia infundía respeto, aunque al mismo tiempo ofrecía confianza. En opinión de la Hna. Celina Llin "su porte, sus modales, sus acciones, hacían sentir algunas veces cosas que no se podían explicar. El alma que estaba a su lado no podía menos que aspirar a la santidad".
A este su físico agraciado, se unía una amabilidad y simpatía que le resultaba connatural, lo cual tuvo ocasión de manifestar a lo largo de los años sin tasa ni medida, en el trato con las hermanas, y también con las personas seglares que se relacionaron con ella. La recordarán además graciosa y alegre. "Como a todas las grandes almas, le caracterizaba un gran espíritu de alegría. Era muy amiga de que a su lado no hubiese nadie triste". El P. Martínez Carretero hace referencia en su biografía a su "exquisito y amable trato... todo en razón de esa desbordante humildad y constante buen humor, en sintonía perfecta con una de las características del carmelitanismo carisma".

COLEGIO DEL CARMEN CELEBRA SEMANA MADRE ELISEA

El Colegio Nuestra Señora del Carmen está celebrando la Semana Madre Elisea. Los estudiantes han dedicado esta semana a la elaboracion de acrósticos, poesías y canciones en honor Madre Elisea Oliver, fundadora de las Hermanas de la Virgen María del Monde Carmelo.
Madre Elisea fue la fundadora de la congregacion a la que pertenecen las Hnas. Carmelitas, presentes en distintos lugares del mundo y de manera especial en la República Dominicana ofrecen sus serviciosdocentes y pastorales en Santo Domingo, Baní, Villa David, Santiago, Guayubín y Licey Almedio.
Desde hace mas de 100 años estan trabajabdo de manera fecunda a favor de la educacion, y de otras necesidades que se presentan en las comunidades donde estan presente. En nuestro país, varias de las comunidades carmeitas ya han celebrado sus bodas de plata: Nuestra Señora de Fatima en Baní, Nuestra Señora del Carmen en Hato Mayor del Rey.
La labor docente ejercida por las Hnas. Carmelitas, durante estos años a aportado a la sociedad dominicana un gran número de valiosos profesionales, que a su vez desempeñan destacadas labores en beneficio de sus comunicades, de su fmilia y del pueblo dominicano.
En las princiàles empresas públicas y privas del pais podemos encontrar loboriosos funcionalrios y empleados que desempeñan importantes funciones.